sábado, 20 de octubre de 2012


Cuestiones previas a la animación a la lectura

Este diario de viaje no podía empezar sino con una reflexión que no nos hicimos al comienzo de nuestra andadura y que sin embargo ha sido fundamental en nuestro desarrollo. Animar a leer no es sencillo y se podrían hacer mil propuestas, nosotros hemos ido probando unas cuantas a lo largo de estos 15 años. Con el tiempo, a base de práctica hemos aprendido que cualquier actividad programada en torno a un mismo libro puede ser un éxito o un fracaso y esto sólo depende de el cómo se haga. Así que aquí nos ponemos a la tarea de ayudar a los profesionales: animadores, bibliotecarios y maestros tratando de transmitir el know how’ (saber hacer) qué dicen los ingleses.
Lo primero que hemos aprendido es que este trabajo necesita de algunas reflexiones previas. A veces nos lanzamos a la tarea sin pensar y por eso es importante que nos hagamos algunas preguntas.

¿Por qué leer?
Esta tiene que ser la primera pregunta que cualquier animador a la lectura debe hacerse. ¿Por qué cree que la lectura es importante? Se supone que es un placer, entonces ¿por qué tenemos que animar a ella?
Esta pregunta está muy ligada a otra que es ¿por qué somos lectores? O incluso ¿por qué no lo somos? Si en nuestra propia historia personal encontramos la respuesta de cuál fue el factor o los factores que nos llevaron o nos alejaron de la lectura, podremos saber cómo ayudar a otros, sabiendo lo que hacer y lo que no hacer.
 ‘slogans para la lectura’  ‘diarios de lectura’.
¿Qué es leer? ¿qué es un lector?
Esta es otra pregunta fundamental. La lectura es una actividad revestida de mucha importancia. A menudo la gente no se atreve a definirse como ‘lectora’ porque piensa que para eso hay que leer mucho u otro tipo de libros. ¿Alguien que lee la prensa es un lector? ¿Y alguien que lee prensa deportiva? Todos llegamos a la animación a la lectura cargados de prejuicios. Debemos tener una mirada lo más abierta posible para no frustrar el camino que un lector recorre en cualquier dirección.
 ‘Derechos del lector’

¿Cómo leer?
Esta pregunta está íntimamente relacionada con la anterior. Los mismos prejuicios en torno a qué es leer existen en torno a cómo leer. ¿Alguien que lee un libro saltando partes, está leyendo bien? ¿Se puede hablar de leer bien o mal un libro?
Pero además esta pregunta interroga sobre la interpretación, ¿qué interpretamos de cada libro? Hace tiempo que en literatura se descubrió que cada interpretación de un texto es totalmente personal. Cada lector completa la escritura con su visión de los hechos. Él es el que termina de decidir qué quiso decir el autor. La mayoría de los lectores sentimos temor de decir que opinamos realmente sobre los libros. Sin embargo, sólo la valoración de nuestro papel como críticos puede llevarnos a leer más y mejor. Escuchar atentamente, respetar y valorar las opiniones de todos los lectores es fundamental no sólo para su crecimiento como tales, sino también para la fundación de una ‘comunidad lectora’.

¿Dónde leer?
Por último, pero no menos importante, está la cuestión del lugar. El ambiente donde se desarrolla la lectura es fundamental. Además de los espacios individuales que cada uno pueda encontrar, es indispensable contar con un buen lugar para la lectura en grupo, para la reflexión.
La lectura necesita silencio y concentración. Tenemos que tratar de evitar todas las distracciones para poder sumergirnos realmente de forma colectiva en lo que está sucediendo. Hay que tomarse un tiempo para generar este ambiente, incluso mejorarlo y transformarlo junto con el grupo. El silencio lo construimos entre todos y es fundamental fomentar que todos los participantes lo entiendan de esta manera.