Sí
llega octubre y el afán anglosajón por permear nuestra cultura consigue que
Halloween esté más y más presente en nuestras vidas. Sin ir más lejos, mi hijo
de cuatro años no podía entender el otro día porque nosotros no podíamos salir
a pedir puerta por puerta caramelos como hace Caillou y la explicación de la
diversidad cultural y geográfica que le di no le dejó nada conforme.
Pero
nos guste más o menos, es un hecho que esta fiesta se va imponiendo y que
muchos niños la esperan y la celebran de algún modo. Por eso es una buena
oportunidad para aprovechar y tratar el tema del miedo y la literatura por
diferentes caminos.
En
nuestra sección de actividades os proponemos dos relacionadas con este tema:
una familiar y otra de lectura en voz alta que se puede realizar desde el
segundo ciclo de primaria, pero antes nos gustaría aprovechar para reflexionar
sobre algunas cuestiones previas:
Las cosas
que dan miedo
Esta
es una pregunta muy interesante para planteársela previamente a cualquier grupo
con el que estemos trabajando. Es interesante desgranar con ellos si las cosas
que dan miedo en la realidad, dan miedo en la ficción como plantea en la
introducción de su libro 'La fábrica del Terror', Ana María Shua. El miedo
diario, a un examen, a no haber hecho la tarea, a un castigo, a la directora
del colegio, no suelen formar parte de los cuentos de miedo... o sí. A su vez,
los vampiros, fantasmas, brujas... llenan los cuentos de miedo y nuestra
fantasía porque como dice Shua en otro de sus libros 'Planeta Miedo' la mayor
fábrica del terror es nuestra propia mente.
Pero si
no da miedo...
Esto
es lo que dicen los niños después de haber escuchado un cuento de miedo. Los cuentos
de miedo siempre decepcionan, la expectativa del miedo que se va a pasar es siempre
mucho más alta de lo que luego sucede. Por eso, cuando contamos cuentos de
miedo, tratamos de no aumentar al expectativa del público, siempre es mucho
mejor que el cuento les sorprenda. Los cuentos con imágenes fuertes, donde haya
un toque de sangre (sin llegar a ser R.L. Stine) suelen funcionar muy bien pero
hay que tener cuidado de cómo manejarlos: un vampiro chorreando sangre recién
chupada también puede llevar a la risa.
Dentro
de los de miedo, siempre nos gusta incluir cuentos 'de susto', en los que en
algún momento, en el embeleso del público, un grito o un salto del narrador
hace que el público se levante, literalmente de la silla. Estos cuentos no
decepcionan, por inesperados, y permanecen mucho en la conversación posterior.
Y si
luego tienen miedo...
Esto
es lo que dicen los padres, justo lo contrario. En el trabajo con familias,
este tipo de conversación sobre cosas de miedo puede ayudar a reflexionar sobre
el miedo, la crueldad o la violencia en los cuentos, sobre todo en los
clásicos. Este tema que les sigue preocupando mucho abre muchas preguntas sobre
la recepción de la literatura y su capacidad de afectarnos.
A
nosotros nos gusta recomendarles esta lectura de Brenda Bellorín sobre lo
necesario del miedo en la literatura y en la vida
Las ilustraciones son
de Carlos Cotte del libro Chumba la Cachumba de Ediciones Ekaré
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